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Ideologías de la modernidad: el liberalismo y sus errores
Conoce los errores del liberalismo, una de las más perniciosas ideologías de la modernidad. Todo lo siguiente son apuntes de una clase virtual brindada por el Dr. Juan Fernando Segovia el 9 de junio de 2020, en el marco del Ciclo de Formación dictado por el Consejo de Estudios Hispánicos Felipe II.
Las ideologías de la modernidad son principalmente cuatro: liberalismo, conservadurismo, democratismo y marxismo
Para desentrañar el liberalismo, son necesarias 3 cosas:
Presentar brevemente la herencia de la Ilustración
El concepto de ideología
Caracterización del liberalismo
La Ilustración lega 2 ideas básicas:
El hombre es un ser libre por naturaleza.
Nadie tiene derecho a mandarlo; no existe un poder que gobierne a los hombres.
El hombre es independiente y ha de conservar esa naturaleza dentro de la propiedad.
Entonces, la libertad natural pasa a la libertad política por el convenio o acuerdo de la libertad de los hombres.
Por consiguiente, la sociedad política no es natural, sino fruto de una convención.
Es un pacto a veces explícito y a veces tácito.
El hombre naturalmente repulsa y rechaza todo lo que lo somete
Por ejemplo, Diderot en 1772 mediante un escrito dijo algo que va a estar presente en la mayoría de las ideologías: el hombre natural es un hombre que está escondido en el hombre artificial, en el hombre creado por la civilización.
En uno de los discursos famosos de Rousseau y que Diderot expone: el hijo de la naturaleza aborrece la esclavitud; implacable enemigo de toda autoridad, se indigna con el yugo, la coacción lo ultraja.
La libertad es su deseo, su grito es libertad, con el desprecio de todos los bienes de la sociedad».
Ser libre significa pensar con la propia razón y expresar lo que nosotros pensamos; elegir la religión y las creencias según nuestra propia conciencia.
Ser libre respecto de las ataduras de otras personas.
Ser libre implica tener la facultad de movernos y desplazarnos adonde queramos.
Ser libre también es la libre navegación de los ríos, de la industria, del comercio, etc.
Este convenio, para el liberalismo, es el que surge del pacto, y para otras ideologías es el que surge de procesos históricos.
¿QUÉ ES UNA IDEOLOGÍA?
Es lo propio de la modernidad: el pensar las cosas antes que animarme para conocer lo que pasa.
El breve concepto que Hannah Arendt da en uno de sus libros: la ideología es la lógica de una idea.
Juan Vallet aclara que la ideología es la construcción del mundo o de una parte de la realidad intentada a partir de las ideas o de una idea.
La ideología no interpreta, no contempla las cosas ni ve la realidad, sino que pretende construirla o fabricarla según la idea.
Es un sistema de ideas destinado a la fabricación del mundo o aparte.
La ideología es un instrumento de transformación política.
Con la ideología no se contempla, con ella se hace.
La tesis de Marx sobre Feuerbach dice que los filósofos hasta entonces se habían dedicado a interpretar el mundo, pero que había que transformarlo.
Las ideologías no son indiferentes respecto de la acción política, sino que son un instrumento de transformación política, por eso se acomodan a toda forma de revolución moderna.
LA IDEOLOGÍA LIBERAL
Sobre ella se dice que no hay un elemento punitivo, que carece de una unidad básica.
Se sostiene que el liberalismo económico no es lo mismo que el político y el moral, que es una cosa en Francia y otra en el mundo anglosajón, etc.
Se dice también que caben dentro del liberalismo todas las ambigüedades que uno pueda llegar a pensar.
Pero no podemos quedar en este intento de expulsar los intentos de conocer lo que el liberalismo es.
En la historia se llama liberales a unas corrientes y a otras no, y si se las distingue es porque hay un núcleo que, aunque sea ambiguo y difícil, es la defensa de la libertad.
El liberalismo es la ideología que toma la libertad como valor supremo, dice que la fuente de la libertad y la moral están en la racionalidad de cada individuo.
Al hablar de racionalidad no se está diciendo lo que en la concepción tradicional entendemos por tal:
Porque la razón es un vehículo de cálculo, no de conocimiento
La racionalidad de la que aquí se habla no es la razón común a los hombres, sino la propia e inherente de cada individuo.
El liberalismo anida esta concepción de que a través de nuestra razón, por la cual somos libres, nosotros podemos construir un gobierno responsable, limitado, controlado por los individuos racionales, que son además, por ser tales, libres, morales, dotados de derechos por la naturaleza misma.
El individualismo es el punto nodal del convencionalismo político que lleva a la afirmación de la artificialidad de la vida común, ya sea la vida bajo la familia o bajo el Estado.
El individualismo niega al ser social.
Existe para los liberales un orden natural de las sociedades, pero no es un orden que sea actualizado por el hombre, sino que depende completa y totalmente de la libertad y racionalidad de los hombres.
El abate Mably, precursor de la Revolución Francesa, decía: «La naturaleza les ha dado a los hombres con sus pasiones el amor de la justicia y de la vigencia, los individuos, entonces, descubren que las leyes les son necesarias y que son capaces de hacerlas, disposición que viene abonada por toda la filosofía antigua, de la que resulta que una nación debe hacer por sí misma sus leyes porque está compuesta de seres inteligentes a los que Dios dotó de razón para juzgar lo que es conveniente».
Esto implica:
El hombre es naturalmente racional y sus pasiones lo llevan a ciertos afectos con los demás hombres, como la justicia.
La razón descubre las leyes, pero son las leyes que el hombre puede hacer racionalmente (lo cual está en Hobbes y en Locke).
La racionalidad es una cualidad natural distintiva del hombre, no en el sentido clásico.
D’Alembert, en el discurso preliminar a la Enciclopedia dice sobre la racionalidad: «Es ese principio pensante que constituye nuestra naturaleza y que a nada se diferencia de nosotros mismos. El hombre es su racionalidad, el hombre tiene la razón como una manera de mediar y de medir entre la naturaleza del hombre, de modo tal que la naturaleza pasa a ser otro distinto del hombre. Y esta misma razón es la que le permite al hombre imprimir a su conducta una orientación para alcanzar la felicidad a la que están llamados todos los hombres».
Es la razón el instrumento que pondrá orden dentro de nuestras pasiones.
La racionalidad hace que el hombre se considere autónomo y autosuficiente (la razón le indica que para alcanzar la felicidad basta con la propia individualidad).
A lo sumo, la sociedad no es más que individuos autosuficientes que se complementan unos a otros.
El individuo racional es el que es capaz de conocer y darse a sí mismo la ley y de edificar su vida según lo bueno y lo justo que él entiende.
Dentro de esta concepción, queda expulsada cualquier pretensión externa a los individuos, toda autoridad que no sea el individuo
Un estudioso del liberalismo, Guido de Ruggiero, en Historia del liberalismo europeo, dice: «Se ve en la libertad el medio adecuado para activar las facultades de todos los individuos y al propio tiempo para inspirarles un sentido de responsabilidad y de autocrítica. Además, se ve en esa libertad, el fin inmanente de la vida social y política, que consiste en la afirmación de una fuerte y consciente personalidad o individualidad, animada por el mutuo respeto y capaz de regular y animar por sí las relaciones sociales. La libertad es medio y fin, camino y término. Solo ella hace a los hombres capaces del fin y la libertad».
¿QUÉ ES LA LIBERTAD PARA EL LIBERALISMO?
Una frase de Benjamin Constant dice en un libro (que es casi el pórtico a una colección de estudios suyos): «He defendido durante 40 años el mismo principio: libertad en todo, en religión, en literatura, en filosofía, en industria, en política, y por libertad entiendo el triunfo del individualismo, tanto sobre la autoridad (que quería gobernarlo por el despotismo) como por las masas, que demandan el derecho de esclavizar a las minorías».
La libertad es para el liberalismo ausencia de restricciones impuestas a la sociedad, a la persona o al Estado.
Esta libertad, según Constant es natural para los hombres, el hombre nace libre, no necesita ser liberado, sino que no se le obstruya esa independencia que naturalmente tiene, porque la condición natural del hombre es la de la libertad.
El hombre es un ser ya emancipado, lo que se requiere es que se lo deje libre para que siga siendo libre, no necesita que alguien le dé la libertad; a lo sumo sí, históricamente, pero teóricamente no, porque es libre.
El artículo 1º de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de1789 dice: «Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derecho».
Entonces, para el liberalismo el hombre es naturalmente libre, lo que pasa es que hay sociedades que esclavizan; ese hombre natural, en determinados sociedades (como las absolutistas del siglo XVIII) puede ocultar la libertad del hombre mismo en la figura del hombre libre bajo la monarquía.
Danilo Castellano dice que la libertad de la que el liberalismo habla es negativa en el sentido metafísico, porque se funde y justifica en sí misma: «La libertad de autodeterminación es una libertad negativa, es una libertad ejercida con el único criterio de la libertad misma, es una libertad en la voluntad de libre. La asunción de la esencia del hombre como libertad negativa equivale a concebir al hombre como simple afirmación y despliegue de un poder no regulado por la racionalidad, sino bajo el aspecto de cálculo como narración de sí, como hacerse históricamente».
Es libertad vengativa porque es indiferente de los fines, de que el hombre obre o no obre, que obre de un modo o de otro.
La libertad es algo natural a los hombres, porque el hombre nace libre.
Extrínsecamente se la define como el desarrollo de obstáculos para el desarrollo de la propia personalidad, porque el obstáculo que el hombre encuentra en su propia individualidad, solo establece controles que imposibilitan con la coacción el despliegue de la espontaneidad que implica la individualidad.
Quien mejor explicó esto en el s. XIX fue John Stuart Mill en Sobre la libertad, donde dice que la naturaleza humana es progresiva, es como una planta que sí o sí se desarrolla y que en el despliegue de esas capacidades, hay que dejarlo libre y no ponerle corsé, porque la perfecta libertad del hombre cuaja naturalmente con la perpetua libertad de los demás hombres.
Hoy vemos esto con el liberalismo económico pero también con el moral.
No podemos pedir al liberal que nos diga qué va a hacer con su libertad, el liberal va a hacer con su libertad lo que libremente quiera si es una persona racional que no está regida sino por su razón propia, por su conciencia personal, si niega toda otra autoridad sobre él (la religión, las costumbres sociales o el Estado).
La libertad es una libertad de actuar espontáneamente, siguiendo la propia racionalidad aunque sus decisiones sean buenas o sean malas.
Lo único que tiene que hacer el sistema social y político es dejar al hombre libre, privilegiar la indivisibilidad de nuestra libertad, porque al establecer patrones fijos que regulen la conducta de los hombres, lo que se hace es apuntalar esa libertad, apuntalar al hombre del libre desarrollo de su individualidad y privar al hombre de su indiferencia que nace de ese espontáneo desarrollo.
Massimo Salvadori tiene su definición de libertad: «Libertad es libertad y nada más, para bien o para mal, es el derecho del hombre a apoyarse a sí mismo, a examinar los problemas y a ampliar la razón para encontrarse a sí mismo. Puede ser fuente del bien o del mal, puede servir para conducirlo al placer o al sufrimiento, pero no puede haber nada que la reemplace».
En La libertad de los modernos y la libertad de los antiguos, Constant dice luego de surgir la Revolución Francesa, surge la libertad de los antiguos.
Él percibe que ahí el hombre solo era libre dentro de la comunidad política libre.
«La libertad de los modernos no es esto; es otra cosa, el disfrute de la vida privada, el goce de nuestra individualidad que se traduce en un catálogo de derechos que naturalmente tenemos y que reconoce el Estado».
La libertad de los modernos es para Constant la garantía que las instituciones conceden a los individuos para gozar de su individualidad.
La libertad individual es la primera necesidad de los modernos; por consiguiente, no se puede establecer el verdadero sacrificio de ellas para establecer las libertades políticas.
El hombre, por tanto, como ser libre, se convierte en propietario de sí mismo, de su vida y su persona.
Lo vemos en Locke. «Yo tengo sobre mi cuerpo, ser, acciones y personas que me rodean y cosas externas, un derecho de propietario. Soy Dominum mío y de mis cosas».
El abate Sieyès durante la Revolución Francesa, en su proyecto de la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano de 1789 ponía a la cabeza de ellos esta frase: «Todo hombre es propietario de su persona».
También hay que decir como escolio que no se trata del dominio o de la propiedad en sentido moral aristotélico-tomista, sino del dominio calcado sobre el derecho de propiedad, un dominio en el sentido del Derecho Romano, un dominio extendido, absoluto y pleno sobre el propio individuo.
Este dominio que los hombres tienen es un catálogo de derechos que solo traduce en diferentes expresiones lo que el hombre por naturaleza, añadiendo esa propiedad sobre uno mismo.
La esencia de la libertad del hombre radica en la propiedad de uno mismo, y la sociedad que plasmen estos individuos será una sociedad de propiedades espontáneas, contractuales, que los hombres establecen como propietarios de sí mismos.
El eje de la moral no es la conciencia sino el interés.
Estos derechos son naturales porque son propios de la naturaleza del hombre o de la condición del hombre; son individuales porque son la esencia del individuo mismo; son abstractos, porque no tienen en cuenta ninguna definición concreta que los limite o los defina, y son universales porque son válidos para todo tiempo y lugar.
MECHAS SOBRE LA SOCIEDAD LIBERAL Y EL ESTADO LIBERAL
La igualdad
Herencia de la Ilustración es que el hombre es libre e igual por naturaleza.
La igualdad es para las ideologías ilustrados modernas una fuente de discusión acerca de su contenido y extensión.
En el liberalismo hay una fuerte corriente contraria a la igualdad o in igualitaria.
El individuo procura garantizar una igualdad formal, porque si somos iguales por naturaleza, la ley o las costumbres no tienen por qué establecer una desigualdad.
Esta igualdad es la común posesión de estatus de individuos libres según Kant, concepto que estaba también en Locke.
La igualdad es no tener privilegios sobre los otros.
Stuart Mill dice que todos los hombres deben ser tratados como tales, porque tienen una igualdad básica en la que todos tienen los medios para alcanzar esa felicidad y son libres.
La igualdad, para los liberales, es punto de partida, nunca punto de llegada.
La sociedad, para el liberalismo, es una sociedad contractual, por eso se ha llamado a la sociedad liberal la civilización del contrato.
Si los hombres son libres e iguales por naturaleza, no existiendo ningún poder por sobre ellos, y si la libertad y la igualdad se traducen en la libertad que tengo sobre mí mismo, es lógico que la relación social sea vista como relación de propietario, un intercambio entre propietarios.
No todos somos propietarios en la misma medida, pero lo importante es que no se nos niegue la posibilidad de serlo.
Al menos, somos propietarios de nuestra propia persona; o como dirá Marx, el proletario, cuando menos, es dueño de su trabajo.
La Constitución argentina de 1853 dice: «Todos los individuos son libres para usar y gozar de la propiedad».
Esto significa: “No les garantizo la propiedad, estoy diciendo que ustedes son libres para usar y gozar de ella”.
Con esto se da a entender:
La propiedad como riqueza exterior al hombre estaba ya distribuida
Al menos, los hombres éramos propietarios de nosotros mismos
Con esto se deja abierto el juego a toda la diferencia que por la práctica de la libertad individual se produzcan.
Esta libertad o concepción de sociedad como individuos libres propietarios de sí mismos hace que la sociedad no tenga ninguna manifestación teleológica dentro del liberalismo.
Hace que no se conciba que la sociedad tenga algún fin.
La sociedad tiene los fines que los individuos quiere que tengan.
La mujer, al casarse, querrá tener el fin de protegerse con el varón.
Para el varón, obtener el privilegio de casarse con una mujer por ser de familia noble, etc.
El gremio, para el liberal, no será el que persiga los beneficios colectivos de una clase, sino un estorbo para las libertades individuales, o un medio que a mí me permite conseguir el fin que individualmente tengo con beneficio de un oficio.
Es importante tener presente que esos derechos con los que el hombre entra a la vida social no determinan ningún ordenamiento social, son solo un límite a la posibilidad de que los otros individuos tengan de mi propia persona.
Marcan un borde, un fin, una frontera; es infranqueable.
Los derechos son inalienables en la misma medida en que yo como individuo digo que no son traspasables por ninguna autoridad o poder.
Los derechos no fija cómo tienen que ejercerlos cada uno de los individuos, son solo una restricción al poder de los demás sobre mi propia persona.
Recurriendo a las categorías de Ferdinand Tönnies en Sociedad y comunidad: la sociedad para los liberales es una reunión de socios actuales o potenciales, donde predominan las relaciones mercantiles, vinculaciones de naturaleza económica por sobre los lazos íntimos.
Un liberal de nuestro tiempo, John Gray, decía que «La sociedad civil es la sociedad de hombres libres iguales ante la ley ligados entre sí por el respeto al derecho de los otros y no por compartir un propósito común»
Para el liberal, los hombres dejados libres en sus relaciones sociales, traducirán armónicamente un orden o una autorregulación de su propia vida.
Las relaciones contractuales, espontáneas, ejercidas de manera libre, son las que producen naturalmente una armonía de todas las individualidades.
Esto es lo que Smith llamó «el sistema natural» y que se trasladó de lo económico al plano político: una sociedad donde los hombres se regulan a sí mismos buscando su propio interés.
Por efecto de su mano invisible, el hombre producirá un orden que será el propio orden social.
Liberales contemporáneos como Hayek y von Mises repiten tajantemente este concepto: si alguien regula el orden autoritariamente, solo desordena este orden espontáneo.
EL ESTADO
El Estado liberal es llamado Estado garantista, porque tiene el fin de garantizar esos derechos de los individuos.
Ya desde Locke el liberalismo sostiene que si los hombres no entran a la vida política por otro motivo que para amparar los derechos que sus voluntades mismas consienten, el Estado es un orden artificial creado por los individuos para establecer un instrumento que garantice a estos el goce de los derechos que naturalmente tienen.
El Estado liberal no dice de nada en común, sino de una protección o garantía del derecho que los individuos tienen.
Sieyès, en plena esencia revolucionaria, decía: «Solo se pone en común con el nombre de poder político y público lo menos posible, y únicamente lo que es necesario para mantener a cada uno en sus derechos o deberes».
El Estado no debe perseguir como fin la felicidad de los hombres: eso es propio de la finalidad de cada individuo y por eso están dotados de libertades, para que cada uno pueda dotarse de felicidad por sus propios medios.
El Estado debe hacer que los individuos alcancen este propio fin sin la injerencia de otros en la carrera que cada uno se propone.
«El Estado no podrá determinar nunca el desarrollo de la libertad, sino solo crear las condiciones idóneas para permitir que prospere»
PREGUNTAS
En el Discurso sobre la libertad de los antiguos y de los modernos, ¿Constant no reclama una mezcla de libertad «negativa» y «positiva»? Es decir, comienza defendiendo la libertad negativa en contra de la de los antiguos, pero al final del texto hace cierta reivindicación de la positiva, cuando dice que hay que hacer una mezcla de las dos libertades por el peligro de que quienes gobiernan inciten a los gobernados a dejar de controlar el gobierno representativo que él propone. ¿No sería esto una defensa de la libertad positiva de parte de los liberales?
En el mismo ensayo, Constant dice que los hombres libres eligen administradores (representantes); por tanto, no hay ninguna libertad política, a lo sumo, la libertad entendida en sentido positivo es la de tener mi representante. El hombre libre no hace políticas las cosas por sí mismo, busca quién las haga por él.
¿Cómo podemos diferenciar el liberalismo clásico (conservadurismo liberal moderado) del liberalismo progresista?
El liberalismo conservador de mediados del s. XIX o del XX es un liberalismo que le tiene miedo a sus propios principios, se da cuenta de que tiene que pisar el freno; si no, se estrella. El liberalismo progresista, por el contrario, es un liberalismo desenfrenado, que no tiene miedo y que, por el contrario, cree que chocar es lo mejor que nos puede pasar.
Clarísimo Libertad, clarísimo Igualdad. ¿Cómo concibe el liberalismo la fraternidad?
No la concibe, la fraternidad es un invento jacobino, ¿cómo puede haber fraternidad si no hay padres? Fraternidad quiere decir que somos hermanos y por tanto hay una paternidad común. Para los jacobinos no hay un padre común, somos libres de elegir nuestros propios dioses y demonios. Impone la ley de la selva: el zorro libre.
¿Es, como dicen Donoso y Schmitt, que esa concepción puramente negativa del liberalismo viene a terminar en las llamadas libertades positivas del socialismo, que no se contenta con la pura libertad formal sino que también la quiere sustancial?
No necesariamente del liberalismo, pero sí de la naturaleza de la modernidad y de la industrialización. Como un reclamo a la libertad que se proclama pero que no se goza, a la igualdad que se dice pero que no es tal, el socialismo trata de encarnarlas de manera tal que aquello de lo que se predica pero que no se goza puedan ser tanto libres como iguales
Cuando su Santidad León XIII en su encíclica Libertas enuncia las distintas “libertades” que surgen debido a un mal concepto de libertad, entre ellas se encuentra la libertad de cultos. Hoy en día esta idea es usada por católicos para defender sus derechos frente a los Estados laicos de profesar su fe públicamente. ¿No cree usted que es incoherente que los católicos esta postura?
Sí
Si la recta razón debe ordenar nuestra voluntad y con ello nuestra libertad, ¿Cómo es posible que se pueda buscar soluciones políticas con evangélicos y/o libertarios /liberales ante problemas como por ejemplo el aborto? Si ellos mismos parten de un error.
Es cierto, es difícil alcanzar algo con esos socios, pero Calderón Bouchet decía que la política se hace con barro, botas y paja.
Dos visiones de racionalidad: ¿la tradicional y la moderna?
La moderna piensa las cosas, no conoce las cosas, está basada en el cálculo de lo que cada uno tiene que hacer según la razón para alcanzar los fines que se propone; es técnica. En el sentido clásico sin embargo, es una racionalidad apoyada en el ser de las cosas y es según el ser de las cosas que yo comprendo lo que tengo que hacer; no es técnica, sino práctica.
¿Por qué los marxistas, personas de izquierda en general, piensan que son contrarios al liberalismo, y se consideran antiliberales si en realidad provienen del mismo tronco ideológico, la de la negación de una autoridad por encima de la del hombre para establecer sus leyes? Si bien establecen principios de comunitarismo económico estatal, en realidad desvinculan al Estado de cualquier autoridad a lo divino, negando a Dios, incluido.
Sí, pero un viejo profesor, para escandalizar a sus alumnos (la mayoría zurdos), comenzaba sus clases sobre el marxismo: «Nadie escribió tantos elogios de la sociedad capitalista como Marx»
¿Cuál sería el primer país de la historia en el que se aplicó totalmente el liberalismo tanto en el gobierno, como en la sociedad?
El mundo anglosajón, luego de una primera experiencia en los Países Bajos en el s. XVII y parte del XVIII. Pero fue en el mundo anglosajón, especialmente en EEUU.
¿Existían principios liberales detrás de la sociedad tradicional, tal como afirman paleolibertarios como Miguel Anxo Bastos o Jesús Huerta de Soto?
Son imbéciles que solo buscan algún título noble para sus patrañas, son unos mentirosos, tienden todo ideológicamente; son una ideología claramente, no van a lo que las cosas son, inventan lo que ellos quieren que las cosas sean. Como aquellos imbéciles que dicen que el primer liberal fue Aristóteles, o Finnis, que dice que Santo Tomás es un liberal (no en esos términos pero da a entender)
¿El liberalismo conservador es progresismo moderado?
Moderado por el miedo a que las cosas se le vayan de la mano. Es un liberalismo en marcha que teme chocar y que por tanto pone freno. El viejo método de Lenin: 2 pasos para adelante, 1 paso para atrás.
¿A partir de todo esto cómo podemos entender la democracia liberal?
Un enjuague de todas las cosas, una mêlée en francés, un confusión en la que a veces la libertad negativa gana en nombre de la libertad y otras es la que pierde en nombre de la igualdad, que es otra manifestación de la libertad negativa. Nuestras sociedades van regulando todo conforme a la razón de Estado (que es la libertad negativa del Estado). Hago todo, menos morirme.
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Puerto Rico como provincia ultramarina española
Charla con Samuel Rosario (Provincia Autónoma de Ultramar) y con Emilio Acosta (Venezuela Provincial) acerca del muy específico caso de Puerto Rico, uno de los primeros territorios incorporados a España y, asimismo, el más reacio a todos los intentos rupturistas/secesionistas que siempre repelió con contundencia hasta la fatídica «intervención» de Estados Unidos en 1898. Su imposible estatus dura desde entonces, lo cual está cansando ya a propios y extraños. Y si bien nos escoramos hacia la historia (especialmente en la Carta Autonómica en 1897 y en el derecho a la nacionalidad española), también planteamos un proyecto político y económico de futuro con Puerto Rico como una plausible provincia ultramarina española.
¡Pasen y vean!
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